Las máquinas y aparatos que están en contacto directo con los alimentos deben estar absolutamente limpios: cualquier riesgo de contaminación bacteriana debe reducirse al mínimo. Esto requiere métodos de construcción y materiales especiales. Se requieren superficies lisas, y deben evitarse desde el principio los nichos o espacios muertos. Se utilizan componentes seleccionados que no generen ningún tipo de abrasión y funcionen libres de polvo o grasa.
Los cambios de producto requieren una "separación de línea": la máquina debe limpiarse hasta el último rincón para evitar que se mezclen productos de diferentes lotes. La facilidad de limpieza es "imprescindible", lo que incluye juntas adecuadas, materiales resistentes a la corrosión, opciones de drenaje para líquidos y componentes eléctricos e instalación a prueba de salpicaduras. Un área extremadamente exigente de la ingeniería mecánica.